martes, 11 de mayo de 2010
Un adiós indeseado...
Fuera el cielo está nublado aunque el sol consigue filtrarse entre algunas nubes. Los cristales, salpicados por gotas de agua, parecen estar tristes ya que el gris pálido del día apaga los vivos colores del marco que los rodea.
Desde dónde estoy sólo puedo ver más ventanas. El edificio de en frente es como un retrato hecho al edificio donde estoy yo, todo es tan igual... También distingo dentro de las "habitaciones" personajes de todo tipo: están lo que atienden y toman apuntes, al que mira por la ventana como yo, a la que está pensando (seguramente en algún personajillo que la trae loca), y a otros muchos más.
Mi mente está divagando por la nada. No estoy atendiendo, sé que alguien está explicando algo, pero no sé qué. El murmullo a mi alrededor es incesante, es algo molesto, es como una mosca que sólo revolotea para joder. Son muchas voces a la vez, es un zumbido constante que me gustaría acallar, pero no tengo valor suficiente para levantarme y dar un grito que silencie a todos los demás.
Mi batería está agotada, yo estoy ausente. He tenido que aguantar una hora de falsedades, una hora viendo como lo que yo creía que era una amistad es simplemente un interés, una máscara. No me apetece reír, y si lo hago es sin ganas.
Quiero que llegue ya el descanso, quiero ver a lo único que ahora mismo me puede consolar, que me puede recargar. Ahora mismo sé que sólo eso puede conseguir sacarme una sonrisa de verdad. Por otro lado no quiero que llegue, ya que supondrá una despedida que me gustaría evitar…
Van a ser unos días muy largos... pero aprovecharé estos días de supuesto descanso para ordenar mi mente, para ordenar mis pensamientos. Necesito poner mi vida en el lugar que corresponde.
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