Me dispongo a partir hacia el norte. Mañana sobre esta hora partiré hacia tierras desconocidas y dejaré atrás durante tres días mi pequeño pueblo.
Vaticino que serán tres días de risas, bromas, recuerdos, momentos inolvidables, y que dentro de un tiempo recordaremos y nos reiremos contándolo. Pero también serán tres días de añoranza por todo lo que queda en Daimiel, por todo lo que no veré durante 72 horas y que seguramente extrañaré.
Tres días... qué pronto se dice, pero qué despacio pasarán.
Bueno, siempre me queda el consuelo de que junto a mí, durante esos tres días, estarán personas a las que quiero, y a las que considero más que importantes: Cristina, Marta y Juan Diego, qué sería de mí sin vosotros. Qué sería de los viajes sin las mil y una tonterías de Marta, las muuuy extensas conversaciones de Cristina y yo mientras todos los demás duermen, los piques con Juan Diego en el fandango de Daimiel (los malditos dobles), tantas y tantas cosas que harán que las 72 horas que pasemos juntos sean casi perfectas. Sólo fallará una cosa...
Y ahora sólo me queda decir: !!Vamos chicos!! !!Que nos vamos a Tomiño!!
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