miércoles, 29 de septiembre de 2010

¿Salto?



Una habitación.
No hay barrotes.
Alguna pequeña ventana.
Y el techo no está, ha desaparecido.


A veces, incluso en las cárceles más oscuras, más lúgubres y tenebrosas tienen una vía de escape, en este caso... el techo.
Las paredes se elevaron hasta poder tocar las nubes, las ventanas se entretejieron de manera que no se pudiera subir por ellas, y el cemento que componía la estructura era liso y resbaladizo como si hubieran untado aceite en él.
Pero no todo era oscuridad. Arriba, en lo alto se abría un ventana al mundo, una puerta de ilusiones, un conducto de desesperación. Yo sabía que esa estructura había sido diseñada de tal manera que era prácticamente imposible salir de allí. Pero la luz que alumbraba mis pesadillas me incitaba a salir de aquel lugar.
"Salta" mi consciencia sólo era capaz de concebir la idea de poder salir, y el único método que me daba era saltar, pero ¿cómo iba yo a ser capaz de superar esos muros? ¿cómo iba a poder impulsarme hasta esa altura? No podía.
"Hazlo"
"Tú puedes"
"Sabes que sí"
"Es lo que deseas"
Pero... ¿de verdad es lo que deseo? Los sueños contestarán por mí.

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