martes, 4 de mayo de 2010

¿Torero valiente?

Me pregunto cómo puede haber gente que todavía apoye la tauromaquia... No lo entiendo.

El ser humano ha ido evolucionando a lo largo de los años, ha ido adquiriendo costumbres y hábitos propios de una persona. En ocasiones nos hemos adaptado al medio ambiente, otras en cambio hemos adaptado el medio ambienta a nosotros.
Pero desde la antigüedad venimos arrastrando una "costumbre" que hace replantearme si de verdad hemos evolucionado o no...
La tauromaquia se remonta a la Edad Media. En esta época se usaba para hacer ver a la gente la valentía de algunos nobles, o para celebrar victorias bélicas. Siglos más tarde la tauromaquia empezó a ser practicada por el pueblo y como algo festivo. Y hasta la actualidad.

Ahora bien, fijémonos en esa "tradición" y sus características:
La "pelea" dice ser entre un toro y un hombre, el toro es más grande que el hombre, podría con él ¿no? eso en teoría, a la hora de la práctica no es así ¿porqué? Porque la noche antes de la corrida los toros son envenenados con una especie de purgante que hace que los animales pierdan el equilibrio y sufran fuertes diarreas que los debilita. ¡Vaya! Ya no es tan igualado. Una vez en la plaza el toro sigue con desventaja: es mareado con un capote mientras algunos hombres le clavan banderillas con saña. Estas banderillas tienen una punta en forma de arpón que cada vez que el toro se mueve provoca en éste un dolor extremo, además de una hemorragia que se va acrecentado a lo largo de la corrida. Si el toro opone algo más de resistencia un hombre montado en un bonito caballo al cual llaman “picador” clava repetidas veces un puñal en la nuca del astado de manera que pierde más sangre aún. Una vez que el toro está debilitado, atontado, herido y desangrado el “valiente” torero procede a introducir una espada la cual no corta por los laterales pero puede perforar con la punta. Al traspasar la piel y la carne el estoque perfora varios órganos del animal, el cual cae al suelo moribundo. Si el toro no muere al momento de nuevo se le clava un puñal de manera que su muerte se hace más agonizante, lenta y dolorosa.
A estos “valientes” individuos no contentos con el derramamiento de sangre, además tienes que exhibir su faena a los alteramos asistentes al evento arrastrando el cadáver del animal tirado por un carro.
Bien, después de esta pequeña valoración ¿qué opinan sobre los “valientes” toreros? ¿De verdad están tanto hombre como animal en igualdad de condiciones? Me parece a mí que no.

¿Merecen estos individuos nuestro respeto? ¿Matar animales por puro placer y diversión lo merece? El mío desde luego no.

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