miércoles, 13 de abril de 2011

El despertar de algo nuevo.

"Algo me dijo que ella era distinta. Me la habían ofrecido sólo como alimento, debía darle algo de vino para que su sangre me aportara nutrientes, pagarle, y dejarla marchar, tras una noche de ebriedad seguramente no recordaría nada, además, no pensaba dejar marcas. Pero algo nubló mi mente mientras le ofrecía la primera copa de vino. Era una nueva sensación muy poco común desde que había adoptado mi nuevo forma, era algo que no había sentido desde mi  “renacer”, pero omití dicho pensamiento ya que mi sed y las múltiples magulladuras de mi cuerpo pedían a gritos algo que las saciara.
Tenía a la pequeña meretriz frente a mí, ebria y con la poca consciencia que una niña de 15 años podría tener tras varios vasos de vino fuerte.  Comencé tocar su pierna con la palma de mi mano, ya que ella había sido contratada para ciertos servicios. No quería ser brusca, me apetecía disfrutar de la experiencia y hacerla disfrutar también a ella, así que decidí deleitarme un rato con ella. Comencé con algún beso esporádico, para finalmente acabar presionando su cuello contra mis labios. Éstos, poco a poco fuero entreabriéndose para dejar paso a los incipientes dientes que sin ejercer fuerza en exceso comenzaron a rasgar la pálida piel de la niña. Como era de esperar, la joven gimió de placer y poco a poco ambas fuimos sintiendo cada vez con más intensidad el deleite de “el beso”.  Tal fue la intensidad del gozo, que la joven no pudo reprimir el éxtasis propio del sexo.
Cuando mi sed quedó más o menos saciada, dejé de succionar su vitae con la intención de volver a saborear ese flujo dulce y caliente que me había hecho enloquecer.
No estaba cansada, de hecho la poca sangre que había extraído de aquella niña me había dado mucha energía. Me apetecía moverme en busca de algún libro, pero algo me retenía: aquella niña que a pesar de su corta vida había vivido más de lo necesario estaba tumbada encima de mí. Su cara, con la inocencia aun dibujada en ella estaba sucia pero no me atrevía a tocarlo y despertarla.  Acaricié su pelo y rocé su piel, y de nuevo esa sensación reapareció.
Quería que esa niña se quedara conmigo para siempre. Sabía que mucho de los de mi especie tenían métodos para agenciarse humanos de por vida, pero la mayoría lo hacían a la fuerza y los mantenían como esclavos. Lo que yo buscaba para esa niña era otra cosa…Buscaba darle una educación, una buena vida, y sobre todo, cariño.
Y así fue. Fui a pedir el permiso de la persona que en esos momentos me mantenía, la cual estuvo de acuerdo con mi decisión.
A la noche siguiente, la niña despertó e intenté dárselo a entender. Las velas chisporroteaban sobre el candelabro mientras yo procuraba mantener una conversación distendida con ella para más tarde ofrecerle mi oferta, pero la cosa no fue fácil…"


Va por ti, pequeño ángel.

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