
Durante los disturbios de la Contracumbre del G8 en Génova, Carlo se encontraba junto a otros manifestantes atacando uno de los coches de la policía, cuando de pronto uno de sus compañeros lazó al vehículo un extintor el cual cayó al suelo junto a la parte trasera del coche. Giuliani se agachó a por él para volver a arremeter contra el coche, sin percatarse de que el conductor del vehículo había sacado una pistola y le estaba apuntando directamente a la cabeza. Según la ley, la policía sólo puede disparar a un atacante en el caso de estar en peligro de muerte, y de ser así sólo puede disparar a las piernas o los brazos, nunca a una parte vital del cuerpo. En cambio el policía, Mario Placanica, disparó a bocajarro justo en la parte superior al ojo de Carlo, prácticamente en la cuenca del globo ocular. Algunos manifestantes intentaron ayudar a Giuliani, pero tuvieron que huir temerosos de que el policía arremetiera también contra ellos.
Pero el asunto no terminó ahí. Placanica, una vez que Carlo estaba en el suelo medio muerto, dio marcha atrás pasando por encima del cuerpo del joven moribundo y a continuación volvió a pasar sobre el cuerpo para seguir su camino.

El juicio por la muerte del joven inocente fue de todo menos justo. En primer lugar, la juez que llevaba el caso retiró todos los cargos por llegar a la conclusión de que la bala que golpeó a Giuliani no iba directamente encaminada a él, si no que había golpeado contra el yeso de una pared y había rebotado. Además, el caso no llegó a juicio ya que según la juez, el policía había actuado en defensa propia. Pero más tarde, en un juicio que se celebró a favor de otras víctimas de la manifestación, el profesor Marco Salvi concluyó que la bala impactó directamente sobre Carlo, y que no rebotó contra nada. Además, se desmintió que Carlo ya estaba muerto cuando el coche lo atropelló, su corazón seguía latiendo. En cierta ocasión, Placanica afirmó que cuando pasó por encima del cuerpo de Carlo, pensó que era basura o algún bache, pero su versión varió varias veces llegando a decir que se confundió al meter las marchas.
Placanica cambió su versión de los hechos hasta cuatro veces, desmintiendo y admitiendo una y otra vez cosas contrarias. Tras hacer las declaraciones de que se le estaba acusando injustamente ya que se había manipulado la escena del crimen (testimonio desmentido más tarde por un forense) y que el disparo que Carlo sufrió fue exterior a la plaza (también desmentido), Mario sufrió un accidente que algunos consideraron de “sospechoso”. Las lesiones que sufrió le obligaron a abandonar el cuerpo, y se le licenció “por no ser apto para el servicio”.
Todos estaremos de acuerdo en que los métodos usados por los manifestantes no siempre son los más adecuados. La violencia conlleva violencia, pero en este caso, Carlo aún no había protagonizado ningún tipo de acción violenta contra el coche, ni contra el policía. Pero el hecho de que fuera agredido sin haber hecho él nada es sólo una de las injusticias que Carlo sufrió. ¿Era realmente necesario que el policía pasara por encima de él hasta en dos ocasiones? ¿Era necesario que estuviera tirando sobre el asfalto agonizando casi una hora? ¿Era necesario que toda la policía por allí repartida ignorara su cuerpo? Y lo que es peor… ¿es necesario que su asesino siga por ahí pululando a sus anchas mientras él se pudre bajo tierra?
No lo entiendo, jamás lo entenderé, y si vosotros lo entendéis… explicádmelo por favor.
Ahora, 10 años después no queda otra que no sea oír, ver y tragar. La resignación es la única solución a la injusticia, ya que con esto nos damos cuenta de cómo se las dan los policías y las fuerzas de seguridad en general.
Aquí os dejo algunos enlaces dónde se pueden ver las fotos del asesinato de Carlo Giuliani, foto por foto, desde que el asesino apunta, hasta que retiran su cuerpo sin vida.
Y finalmente, en honor al joven Carlo. Porque no te olvidan.